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TRAMA

Cuentan las leyendas nórdicas que hay una divinidad protectora de la hechicería.
Desde tiempos inmemoriables, brujas y magos se han reunído la noche del 30 de mayo, saliendo sin vergüenza de sus escondites para venerar a la diosa, sintiéndose más fuertes que nunca. Es la noche de brujas, la Noche de Walpurgis."

La noche del 30 de mayo de 1947, cuando Europa aún estaba recuperándose de la tenebrosa huella de Grindelwad, un grupo de hombres decidió dar un paso al frente, salir de entre las sombras y reclamar lo que -creían- les pertenecía. Derrocaron al gobierno,ese que relegaba a los puros al segundo puesto, que los igualaba con los hombres de sangre sucia, que no ensalzaba el linaje puro y los hacía esconderse. Proclamaron a su líder nuevo Cónsul de Magia en Suecia, un hombre que prometió poner fin a esa era de aberraciones contra la pureza, alzar a los puros como verdaderos herederos de la magia. Él, que hizo sentir a los puristas más fuertes que nunca, que decretó que la magia no debía esconderse. Él, que juró que la Noche de Walpurgis duraría para siempre.


Por fin la calma se acontece en la sociedad mágica. No hay guerras, no hay revueltas, la paz es palpable desde hace varias décadas. Suecia está inmersa en una etapa de tranquilidad, llena de prosperidad y riquezas para los magos y brujas. Todo está en su sitio, no hay muertes, ni hambre, ni destrucción. El Cónsul Ansgar Bergström, máxima autoridad gubernamental, ha sabido mantener a raya cualquier problema durante sus más de veinte años de mandato, por lo que parece que el Régimen del Purismo está siendo la mejor de las opciones. La sociedad mágica está dividida entre Puros e Impuros, colocándose los primeros socialmente por encima de los segundos, donde la diferencia se mide en respeto y privilegios. Los Impuros están oprimidos, privados de la igualdad de antaño y condenados al eterno último lugar. Son los Puros quienes ocupan los altos cargos, quienes hacen y deshacen a su antojo.

Preservar la raza mágica parece ser el único objetivo, y remarcar día a día su superioridad sobre todo lo que descienda de lo muggle. ¿Qué opinan ellos, los impuros? El miedo los corroe, los paraliza. El Consulado los vigila, los atemoriza, se encarga por la fuerza de que agachen la cabeza y acepten, con sumisión, cualquiera que sea su destino. Fingen estar conformes, algunos incluso lo están. Todo es perfecto, ¿No? Al menos para los Puros, para todos aquellos a favor del Régimen. ¿Y los demás? ¿Los inconformistas, los que están cansados de ser el último peldaño, de soportar un yugo que no se merecen? Esos murmuran, cuchichean, se reúnen a escondida. Esos, los que piensan luchar, a plantar cara al Consulado, los que están dispuestos a llegar hasta donde haga falta. Y tú, ¿Qué sangre quieres derramar?

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