I demand an apology, halfblood. | Privado.

I demand an apology

Enero 03 ▬ 08 am ▬ Nyström

Entonces supe que mi vida era un entrelazado de folios que volaban huyendo, huyendo de mí.
—Andrew Fersen.

Había algo en la esencia de Edvardt, que transmitía la idea de siempre estar retrasado para alguna cita. Puede se debiera a sus rápidos ademanes, o la forma en la que oteaba los escenarios, siempre sobreanalizando los elementos. Sea como fuere, aquella era la impresión que daba a entender en aquellos momentos, a penas poco tiempo a posteriori de que el oleaje de fuego esmeralda hiciera aparecer su silueta en una de las chimeneas, volvía nuevamente a ponerse en movimiento, ora luchando contra la marea de individuos que iban y venían en todas direcciones, jugueteó con la idea de atravesar la manada a codazos y encantamientos aturdidores varios, quizás y así la multitud se descentralizaba. De alguna manera, los ascensores dorados, esos ubicados al Norte de la estancia, parecían alejarse a cada paso, en lugar de acercarse.

—Mierda— Se quejó cuando su silueta chocare contra la de otro individuo, de hecho había sido culpa suya, demasiada atención en los elevadores y muy poca en el andar. Pero claro está, no iba a aceptarlo; ahí el ofendido era él. Como resultado del accidente, hubo perdido el agarre para con los documentos que sostuviera en su diestra, los cuales huyeron volando, casi como si hubieren estado esperando una distracción de su propietario, para alejarse de su opresor. Como por instinto, más que una decisión consciente, buscó la varita entre los pliegues de su capa de matiz rojo oxblood, una vez habiéndola desenfundado, dibujó una floritura en el aire al tiempo que susurraba un hechizo, así, los folios retrocedían como si hubieren sido jalados por un hilo invisible. —Aprende a caminar propiamente, niño. No es tan difícil, te enseño, das un paso y luego otro; izquierda, derecha, izquierda.— Comentó sardónico, al tiempo que sobreactuaba el andar y atrapaba los documentos; si de algo carecía el jefe de los desmemorizadores, era de tacto o habilidades sociales.

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I'm... I'm not sorry

03 de Enero ▬ 08:03 ▬ Edvardt

¿Qué hacía Ansie en el consulado mágico? Era una pregunta interesante y muy simple de responder. Su abuelo era un trabajador en el consulado, y aunque ante su familia se mostraba indiferente, le profesaba un gran cariño a su nieto, ya que sea mestizo o no, por sus venas corre su sangre. El viejo Bronn fue el que más sufrió cuando su Ansie nació, ver a su familiar discutir y separarse era algo horroroso. La abuela del pequeño era leal al régimen, y trataba al pequeño con asco. ¿Como era posible que trataran mal a alguien que era su familia, su sangre? Todo era culpa del régimen, las reglas que se habían creado habían modificado el pensamiento de todos los magos de sangre pura, les habían hecho pensar que eran totalmente diferente.

Había una gran cantidad de gente en el Consulado. Algo que estaba claro, millones de personas trabajaban ahí. Para Ansie era difícil estar en el lugar, la gente le ponía caras de odio y desagrado, y no paraban de empujar. De tantos golpes y empujones, el chico terminó chocando con una persona más grande que él. ▬ La he cagado... ▬ comentó hacia sus adentros, el golpear a una persona en el lugar podía ser visto como una ofensa, lo que significaba que le gritarían e insultarían. Algo normal para el chico. Las hojas que llevaba la persona empezaron a alejarse de ellos, pero bastó con un hechizo para que vuelvan a donde estaban.

▬ L...Lo siento, s...señor. ▬ comentó, tartamudeando. Movió sus gafas para ponerlas en la posición que deberían estar para así observar a la persona que había golpeado. La persona hablaba con arrogancia y desprecio, "enseñándole" a caminar. Ansie se quedó parado y callado, sin saber qué decir. Una palabra podría ser entendida de una forma diferente, y podría ser su fin. El silencio siempre fue el mejor amigo de Ansie.

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I demand an apology

Enero 03 ▬ 08 am ▬ Nyström

Solo cuando hubo oído la voz del otro individuo, se dignó a otearle cuidadosamente por primera vez desde que la sucesión de acontecimientos se desarrollara; un muchacho de poca edad, que no alcanzaba a rondar la mayoría legal, parecía un animal herido y asustado entre una manda que no era la suya. Edvardt se hizo a la idea de que saldría disparado de un momento otro. —Vale, es tu turno, inténtalo— Instó a que diera pasos, tal y como le había enseñado, ahí no existían vetas de broma oculta alguna; hablaba en serio, con esa pintoresca esencia que recubría cada vestigio del Tranströmer. Ignoraba que el principal impulso de los vivos no consistía en cumplir cada capricho suyo. Sin embargo, el que se excusara por un error que no había cometido, hubo despertado inconscientemente en él un halo oculto, se sorprendió ligeramente, al no hallar muestra de insolencia en la pronunciación del muchacho.

—¿Cómo te llamas, crío?— Su mirar se suavizó imperceptiblemente; puede que el ceño fruncido se relajara un tanto, o quizás fue la forma en la que bajó los hombros. —¿No deberías estar en Wikström, en lugar de aquí jugando a los autos de choque?— No supo decir con certeza si el mago en entrenamiento comprendería del juego muggle al cual había hecho referencia; él únicamente lo conocía de nombre, gracias a un amigo que se fue de su vida; pero esos eran terrenos demasiado lúgubres y siniestros, encerrados cuidadosamente en una caja de muffins imaginarios, rodeados por un lazo del mismo material del que están hechos los sueños perdidos. —¡Ah! Eres el nuevo becado— Edvardt creía a todo mundo becado suyo. —Ten, lleva esto— No dio tiempo de explicarse o refutar nada, él ya le había asignado una nueva identidad, por lo que sin demora arrojó el dossier que contenía los informes de su Departamento, esperando a que lo atrapara en el aire. A posteriori se hubo puesto nuevamente en movimiento, asesinando la distancia que les separaba de los ascensores, al tiempo suponía su becado le seguía el paso. —Apresúrate. Llegaremos tarde.— ¿A dónde?

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